Por SANGRECONLECHE
Era mitad de noviembre y con la Jose íbamos por el centro de Valpo. La voy a dejar a la micro afuera del Líder y veo con horror cómo ya habían cambiado los adornos dieciocheros por muérdago y viejos pascueros.- Mierda, ¿estamos en esa época del año tan rápido? - pensé.
Así era. Mitad de noviembre y ya estaba instalado en todos los supermercados y multitiendas el "espíritu navideño". Con ese pensamiento uno también se da cuenta de que el año pasó conchesumadremente rápido otra vez, que no alcancé a hacer las cosas que quería hacer, que no pude hacer las cosas que había planeado.
Pasaron las semanas, llegaron los exámenes, los trámites del crédito y todo esto acompañado de villancicos de mierda sonando por cualquier parlante encendido en algún lugar de gran afluencia peatonal. Maravilloso, somos un país tercermundista con clima templado y se nos ocurre hacer como si estuviésemos en pleno invierno.
Salí con la Naty y la Greihs a pasear. El plan estaba repleto de viejas culiás (no hay otro calificativo para ellas) caminando como patos entremedio de la muchedumbre que ellas mismas habían creado, con cara de estar salvando al mundo, entrando y saliendo de las multitiendas como si no existiese un mañana. Sin querer le obstruí la pasada a una y casi me mata. Su mirada de odio sacudió hasta la más ínfima fibra de mi cuerpo. Los colectiveros de la calle Blanco tenían puestos gorros de viejo pascuero. Sudaban a gota gorda, podía verles los goterones a más de cinco metros de distancia, pero parecían estar bien. No entiendo cómo pueden meterse tanto, pero tanto, en una tradición comercial que nos impone el hemisferio norte.
Me atreví a comentar en contra del espíritu navideño cuando volví a la casa. Miradas de odio en todas partes.
- ¡Amargado! - me decía mi tía, apuntándome con el tenedor en un gesto acusador.
- Pero mamá, si el Diego tiene razón, - mi prima siempre salvándome el pellejo - esta hueá de la navidad es horrible. Todas las viejas llenando las calles desesperás, buscando regalos como si de eso dependieran sus vidas. Y después se llenan el hocico de buenos valores y "el niñito Jesús".
- Aparte, ni siquiera es la fecha correcta, si nos enfundamos en el argumento religioso de esta cagá -declaré con tono docto -. Unos curas hace una cachá de años decidieron correr la fecha de nacimiento de Jesús y la hueá, para hacer que las festividades quedaran cerca del año nuevo. Y las viejas culiás juran de guata toda la hueá del 25 de diciembre, de los reyes magos, del pecebre y la estrella. ¡PFFF!
Mi tía me miró como quien mira a un tigre de bengala haciendo malabares con antorchas encendidas mientras da vueltas en un monociclo. Sí, la misma cara que estás poniendo al imaginarlo.
Se acabó el año académico, me endeudé con la universidad por la cagá de la rebaja de porcentaje en mi crédito del fondo solidario, me pelié con media familia y me vine a Santiago. Acá, la misma hueá, las mismas caras de mierda, sumadas a las amenazas de "pobre de tí si le cagai la onda a la Antonia". Mi vieja compró mi silencio con un posible iPod Nano como regalo navideño, así que mejor me callo y sigo con la farsa. Feliz consumismo.
Ahora, mi vieja salió a comprar los regalos. Mi hermana chica está en la otra pieza viendo Phineas y Ferb. Le hizo como cinco cartas al viejo pascuero. Desde chica que absorbe todo el espíritu consumista de estas festividades, me miró con cara de culo cuando le contesté que no me interesaba mucho recibir regalos.
La navidad es un invento culiao de la Coca Cola, el viejo pascuero nunca tuvo traje rojo. Todo esto es un horrible hijo de la religión y el capitalismo, unidos como nunca antes para hacerte consumir todo lo que puedas para demostrarle a tus seres queridos cuánto los quieres.
Mi padrastro tiene razón en querer encerrarse y dormir la víspera de navidad, no hay niuna hueá por celebrar.
¡Jojojo-jódanse, mierdas!