jueves, 8 de octubre de 2009

Aquí les va otra de esas mismas



-Mesero tráigame otra de esas mismas… ¿Cómo dijo que se llamaban?
-Pero ya no tenemos ninguna. Se nos acabaron.
-¡Por favor mesero! Si no nací ayer, yo tengo clarísimo que siempre tienen más de una, sino no tendrían clientes.
-Pero si ya se lo dije: NO QUE-DA NIN-GU-NA.
-Ya pero no se ponga pesado, para eso está el jefe, pa ponerse pesado. Tráigame al jefe en entonces.
-Ok

Al rato el mesero volvió con el jefe.

-¡Ahora sí que sí compañero, con esto me voy a regodear!

El jefe era un tipo de unos cincuenta años muy gordo y que medía alrededor de uno ochenta, tenía una manzana prominente y unos cilantros en las orejas que rememoraban las ramitas de olivo que usaban los romanos y los griegos.

-Por favor no insista ya no podemos traerle nada más, se comió las tres camareras, el cantinero, la portera, que era la única que nos quedaba y ahora al jefe.
-Pero me queda usted y la cocinera que se ve bien sabrocita.
-Olvídelo, yo tengo sida y ella es mi novia.
-¡Demonios había olvidado eso! ¿No sabe si alguno de ellos tenía sida?
-No pero creo que una tenía palomas, y el catinero herpes.
-mmm, ¿pero eso se quita con la cocción, no es así?
-Hasta donde sé Sí.
-Muy bien entonces pediré un vaso grande de néctar de naranja y la cuenta.

El cliente sonrió, sacó su teléfono celular.

-Oye Weón tenís que puro venirte pa cá a Pedro Montt, acá
a la altura de…¿cómo se llama esta weá…? El congeso poh!
(silencio)
YA poh entonces ven como a las cuatro, es que no me puedo ni mover, ya poh ahí firmamos contrato, shao nos vemos.

FIN

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta este!

Gabba dijo...

Feliz Feliz cumple!! (: