sábado, 14 de marzo de 2009

Algunas cosas duran un largo tiempo

Está loco, pero clínicamente loco. Se dedica a escribirle canciones de amor a una chica que está casada con un funerario. Las graba en una Sanyo de mala calidad, pone dibujos en los cassetes y los regala a los transeúntes. Por mientras otro chico, no-loco, escucha sus canciones y también escribe las suyas, desde su estómago hirviente. Ambos están llenos de litio en sus organismos, el loco le canta a Gasparín el fantasma amistoso y el no-loco se casa con una ex-striper desquiciada, el loco sueña con conspiraciones y el no-loco usa el nombre del loco en su polera, el loco sigue vivo y componiendo, el no-loco se pega un escopetazo, el mundo ya no es el mismo, el mundo comienza a cuestionar la delgada línea entre ser un genio y un demente.

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