jueves, 1 de octubre de 2009

Entre Pestañar y Pestañar

Desperté fuera de casa, no sabía donde estaba, todo era en color anaranjado, existía mucho ruido y desorden, el ambiente intranquilo me agobiaba, no había nacido para aquello. De pronto aparece él, no lo conocía, jamás lo había visto y dijo mi nombre. A pesar que no lo conocía, sabía quien era y lo seguí. Llegamos a una casa, todo de lujo, moderno y desconocido para mi. Era un ser extraño en un lugar extraño, aun no sabía que hacia allí, hasta cuando la vi, ella muy bien vestida me saludó y yo con un remoto recuerdo supe quien era, mi gran amiga de infancia con 30 años más. Pero... ¿que hacía ahí? ella muy tranquila me contó cosas, cosas que no sabía, pero que me involucraban más que un lápiz y un papel, tenía que volver a casa, y pronto.

Parecía que nadie estaba en casa, todo estaba sucio y oscuro, en colores sepia, el hogar donde había crecido ya no era como lo había dejado, era distinto. El olor a jazmín no estaba, el bullicio de las ollas hirviendo no las escuchaba, y no veía a quienes quería ver. El rumor era cierto. Fui a mi pieza, me senté en la cama y me ausente por 5 minutos. De pronto una angustia se vino encima, no paraba de llorar, apreté y apreté los ojos para que por un instante volviera todo como antes. No fue así, nostalgicamente empecé a recorrer cada rincón de esa casa. El jardín sin flores, el comedor sin música, el maloliente baño con olor a humedad. En eso estaba cuando fortuitamente se escucha la música, las ollas, y emana el olor a jazmín. Había gente en la cocina, lo sabía, siempre supe que volvería a verlos, y allí estaban, sentados como siempre en la mesa tomando té con yerba buena. Me senté junto a ellos y me dijeron: "Esto no es para siempre, es solo por un instante, suficiente para decirte que estamos bien y aclararte que te perdonamos por no haber estado aquí, tu sabes que siempre te amamos, y que ahora te cuidaremos". No podía creerlo, las palabras solo quedaron en la garganta. " Te esperaremos hija, pero aun no, tienes que cumplir lo que nos prometiste". Cerré lo ojos, ya no quedaban lágrimas, un dolor profundo me embriagó, y todo se fue en un segundo tal como había regresado. Cuando desperté entendí que en los sueños afloran sentimientos, y lo peor de todo es que algunos logran sacar nuestro lado mas oscuro. Entendí que de los sueños vive el hombre, y gracias a ello, entendí que tengo que cumplir mi promesa, más que nunca vivo el respiro de mis abuelos, los que con el tiempo son menos. Gracias a ese sueño supe que sin ellos todo es silencio, gracias a ese sueño supe que con ellos es todo mucho mejor.

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