
Entre las cortinas se filtraban haces de luz que bañaban su cara de niña y su cuerpo de mujer. Desnuda en su cama recordó aquella tarde en que por una atracción incontenible su mejor amigo la besó en el cuello, arrebatándole un poco de su inocencia. A ella le gustó, no quiso decirle nada, disfrutaba que él desmoronara su inocencia a cada paso, avanzando más y más, hasta terminar acompañándola en esa alba. Él a su lado, estaba acostado boca abajo, no pronunciaba palabra. Las sábanas teñidas de sangre denotaban que ella nunca volvería a ser tan cándida e ingenua. Estaba tranquila, se levantó del lecho, “siempre hay una primera vez” dijo en voz alta con tono dulce, recordó que a esa hora podía llegar su madre, así que dio vuelta a su amigo y cerró sus párpados, era hora de limpiar la escena y esconder el cadáver.
1 comentario:
Me sacó una sonrisa al final. Está re bueno, me estoy haciendo adicta a "El Patológico" ;D. Saludos Nortinos.
Adiós
Publicar un comentario