Aquella mañana fue particularmente extraña, me levanté como siempre somnoliento y aún adormecido por los surrealistas sueños que siempre tengo, y de los cuales odio tener que desintoxicarme para volver a la puta realidad y las leyes físicas. Esa mañana como siempre desayuné solo, tomé mis libros y me fui a la U. Como siempre al ponerme a fumar en el trayecto, noté que me faltaba un cigarro en la cajetilla, aquel pucho insignificante que mi madre me roba todas las mañanas cuando estoy durmiendo, y luego viene su cínico y tradicional “que te vaya bien en la U” (para hacer pasar piola que me robó un pucho), pero esta vez hubo algo raro, esta mañana se despidió mas efusivamente, me dio muchos besos incluso, a lo cual no le di mucha importancia en el momento.
Seguí mi senda hacia aquel "templo" del ""conocimiento"" que denominamos " " "universidad " " " y a cada paso que daba presentía que esa jornada no sería como los típicos días de mi puto y aburrido "mundo" universitario lleno de gente hueca y leyes que solo prohíben, leyes que garantizan nuestro derecho a la propiedad y la protegen, al mismo tiempo que te quitan posesión de tu espíritu y dejan que todos te lo roben.
Camino..., camino y para variar el sonido de mis jeans al dar pasos tranquilos le quitan mi atención a la música que en mis audífonos acompañaban mi infaltable cigarro matutino, cigarrillo que me inspiraba para mirar a los pájaros y pensar en la relatividad del concepto “tiempo”, esa mierda autoimpuesta que nos sumerge en una realidad que no existe. Hice mis clases como un alumno cualquiera, Salí de la sala a fumar otro cigarro y hablar huevadas con mis compañeros, fue en ese instante cuando el típico paradigma universitario: La Monotonía, expresada en las mismas caras, los mismos profes, los mismos egoístas, etc, se desmoronó frente a mis ojos. Ahí estaba ELLA, sentada con sus amigas, no habla mucho solo sonreía y fumaba, la miré sin expresión alguna – ella no se percata de que existo- pero siempre la veo, me gusta verla leer y contemplar los gestos que hace cuando sus amigas hablan de programas farándula.
Ese día como siempre y preusado de mi fijación casi psicópata, la miré dentro de lo que me permite mi déficit atencional. Noté que ella me miró y por el instante mas ínfimo de una fracción de tiempo, me quedé totalmente solo en el universo…
Avanzada la tarde la volví a ver, cuando el sol comienza a caer y el desierto se tiñe de sangre, aquel resplandor rojizo sobre su rostro pálido y pelo castaño que la hacen ver como una modelo de algún cuadro perdido de la época renacentista. Solo la observé cuando ella me volvió a mirar se..., se acercaba lentamente tipo película romántica de los años 50 y yo sólo la miraba. En un instante llegó a estar frente a mi, me dijo “hola” con una sonrisa a lo cual yo respondí de la misma manera y con el mismo gesto en mi rostro, me pidió un pucho y fuego, los cuales yo les di, me dijo que nunca me había visto en la U, yo respondí que no me extrañaba. En el instante en que prende el cigarro me dijo “vale, gracias” y me dio la espalda alejándose teñida en rojo y meciéndose en aquella vaporosa hamaca. Luego de eso todo fue surreal…
A la mañana siguiente fue todo normal, lo único anómalo fue que al despertar ya no me faltaba el cígarro típico que se roba mi mamá, si no que alguien se robó otro más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario