jueves, 11 de noviembre de 2010

Creyendo again


Basta.
Dos tequilas más y entonces ya no podré levantarme de la barra
- Mozo! Mozooooooo! otro más por favor!
-Caballero, usted ya ha bebido suficiente, le recominedo que se marche si no quiere tener problemas.

No sé porqué, pero decidí no buscar pleitos. Pagué la cuenta con honores y me marché por las calles vacías de la ciudad, mientras una llovizna delgada, de esas que solo tienden a humedecerte el pelo, caía dorada bajo mis pies y los faros nocturnos.

Su olor aún impregnaba mi habitación. Pensé que borracho mis sentidos disminuían su capacidad "sensitoria", pero algo malo pasó con el tequila que me tenía al borde de un mundo de sinsabores, un espacio que,por cierto, seguía siendo más de ella que mío.

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