sábado, 11 de septiembre de 2010

En el nombre del padre (parte II )

La historia de mi familia no es muy particular, en realidad pasa en la mayoría de los
casos que se examinen. Soy hijo de padres separados, mi madre se partió la espalda por mí
y mi hermana; ok, eso lo valoro bastante, aunque ya para mi adolescencia (en realidad el
comienzo de ésta), no podía vivir con ella y su marido haciéndome la vida lo menos
relajada posible. En aquella casa no había margen para el error, dado que todo se veía
abrumado bajo la lógica del dinero. Si me comenzaba a ir mal en los estudios, mi familia no
podría costear los gastos de la universidad, por lo tanto, la beca era imprescindible aunque
yo sabía que no era tan estúpido para perderla.
Las cosas empeoraron cuando comenzaron las crisis. Era un ambiente demasiado
sofocante, lo que determinó que mi salud mental empeorara considerablemente. Un día
decidí largarme y el primer lugar que pudo convertirse en prácticamente un paraíso, era la
casa de mi padre. A él le iban mejor las cosas, desde que se separó de nosotros supongo;
la mala suerte se había alejado completamente de él. Bueno, ahora saco como conclusión
que yo solo atraigo malas experiencias.

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